miércoles, 26 de septiembre de 2012


lecturas Relacionadas con traducción
La importancia de la traducción
Enrique García Díaz
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En numerosas ocasiones no somos conscientes de la importancia que tiene una buena traducción. El éxito o fracaso de una obra literaria puede depender en mayor o menor medida de la traducción que se haya hecho de ésta. No es costumbre que la crítica se centre en dicha traducción, a la hora de evaluar una novela, sino en los aspectos literarios de la misma. Y cuando un crítico se centra en la traducción, suele hacerlo de pasada; sin considerarlo como algo importante e incluso esencial para el éxito o el fracaso de una obra. Sin embargo, debemos reconocer y señalar que una buena traducción es vital para que una novela, o un poema obtengan un mayor éxito. A nadie nos gusta leer expresiones, o palabras que no encajan en la lengua del siglo XXI. Hay ocasiones en las que nos encontramos con traducciones que no guardan sentido con la palabra original traducida; o que bien pudieran dar cabida a otro elemento lingüístico más apropiado a los tiempos actuales. Y es que la lengua es una herramienta en constante evolución, y para el traductor es su herramienta de trabajo.
            La traducción es una nueva forma para el contenido de la obra traducida. El contenido de dicha obra debe ser el mismo. Debe ser exacto. Y es aquí donde radica la importancia, y al mismo tiempo la dificultad de la traducción literaria. Cuando el traductor tiene que expresar en su propia lengua los sentimientos, ideas, o explicaciones que el autor original ha creado. De este modo el traductor debe buscar y encontrar el término lingüístico que más se aproxime al original, ya que de otro modo no estará recogiendo el sentimiento del autor. Por ello es muy difícil expresar el mismo sentimiento, y el mismo sentido del original, en la lengua a la que traducimos. La traducción se acercará en todo lo posible al original, y cuanto más lo haga más éxito cobrará ésta. Alcanzarla es prácticamente imposible, aunque hay numerosos ejemplos de ello. Pero también le es imposible, o muy difícil hacerlo al escritor, frente a sus propios lectores, y en su propia lengua: la de transmitir a éstos la idea que él ha preconcebido en su mente. La emoción que él ha experimentado al crear esos personajes, o esa trama que luego plasma en el papel. La manera en como el autor se identifica con la trama, con los personajes, en definitiva con la propia creación. Ni siquiera es capaz de hacerle sentir a dos lectores distintos lo mismo. Pese a todo, la traducción es hoy en día de vital importancia para la literatura, ya que en ocasiones nos ha sacado a la luz obras desconocidas, que gracias a su traducción se han hecho públicas.   Algunos teóricos de la traducción y algunos traductores, han señalado como meta deseable que el texto de llegada, o traducido produzca en los lectores el mismo efecto que el original en los suyos. Pero ello plantea serias dificultades como ya hemos señalado dependiendo de cada lector.
            Al hablar de la calidad del texto traducido nos encontramos con otro tema espinoso: la aceptación por parte del autor de esa traducción. El autor debe ser consciente de que cuando su obra se traduce a otra lengua su texto original va a verse alterado. Si no lo acepta, sufrirá un desengaño a la hora de leerlo en otra lengua. En ocasiones se puede traducir el texto original de manera literal, porque ambos expresan lo mismo. El problema radica cuando no existe un término equivalente en la lengua a la que se traduce, para el original. Es entonces cuando hay que dar un rodeo; o emplear alguna expresión que puede cambia o alterar algún matiz del original. En otras ocasiones se han dado casos de que el original no guardaba relación con el texto traducido.  Si podemos leer un texto en versión original, y posteriormente su traducción podemos llegar a la conclusión de que pese a ser el mismo, no hemos sentido los mismo. En este sentido planteamos la siguiente cuestión: ¿traducción literal o traducción oblicua?.
            La traducción literal puede ser considerada como un “procedimiento de traducción” perfectamente legítima, si existe una correspondencia de estructura y significado entre la lengua de partida y la de llegada. En esos casos la traducción no debe alterarse. Sin embargo, son muy pocos los casos en los que la traducción literal se da en una novela. Hay casos en los que una traducción literal no capta el mensaje del original; no expresa el mismo significado que el del original y por lo tanto no vale. Si es válida para documentos técnicos, científicos, jurídicos... pero no en el caso de una composición literaria: (novela, poesía o teatro).
            En el caso de la traducción oblicua o libre, ésta debe atender siempre al mensaje, al contenido y las ideas del original. Para lograrlo el traductor debe apartarse de la forma original del texto, y adaptarlo a la lengua a la que lo traduce. En el caso de la poesía  las transmutaciones suelen ser mayores que en la prosa, ya que a la hora de adaptar el lenguaje de la poesía a la fonética de la lengua a la que se traduce es una tarea bastante ardua. A veces llega a ser imposible al tratarse de dos sistemas lingüísticos imposibles que no coinciden casi nunca. En el caso de obras como The Bruce (poema épico que narra las hazañas del rey escocés Robert Bruce y su victoria sobre los ingleses en la batalla de Bannockburn); o La Chanson de Roland   o El poema del Mío Cid el lector sabe que va a encontrarse como palabras, expresiones y estructuras arcaicas como las que puede encontrar en los documentos de dichas épocas. Ese tipo de lectores puede esperar que un texto medieval traducido refleje algunas de esas características. Es un rasgo que indica al lector que la traducción ha pretendido ser lo más fiel posible al original. El traductor sabe que cuando traduce un poema sabe que tiene que reproducir el mismo poema que tiene frente a sus ojos.
La traducción es esencial en la literatura para sacar a la luz obras desconocidas para el público lector.  Todo aquel que no es capaz de leer una novela en versión original debe aferrarse a la traducción de la misma como una tabla de salvación, si quiere leerla. Y aceptará como buena, que no única, dicha traducción. Por el contrario aquellos que podemos leer en varias lenguas , y contrastar el original con su equivalente traducido nos damos cuenta de lo difícil que es hacer llegar al lector los mismos sentimientos que nos produce el original. Y aún sabiendo esto no dejamos de leer traducciones todos los días, ya que en muchas ocasiones es la única manera que tenemos para llegar a un determinado texto.  
Escritor español

Doctor en Filología inglesa. Autor de contenido para proyectos de IBM.Colaborador literario. 
 


Otros textos del autor en Literatura Virtual:
(1ª Entrega)

(2ª Entrega)

Los cuentos del farero




Ensayos:

lunes, 24 de septiembre de 2012


LA TRADUCCIÓN Y EL LENGUAJE COMO DISCURSO


¿ Por qué hay traductores que fallan en el intento de hacer buenas traducciones? Como educadora de una lengua extranjera, este ha sido uno de los  interrogantes que ha estado constantemente en mi mente a lo largo de mi propio desempeño en esta ciencia aplicada a diferentes campos del saber. Por ejemplo, en la unidad académica de lenguas modernas donde laboro, la continua exposición en inglés a textos biomédicos, matemáticos, agrícolas, químicos, científicos, educativos, jurídicos entre otros, me ha hecho reflexionar al respecto. Basándome en éstos últimos, es precisamente donde voy a enfocar mi análisis.  Analizando el texto LA TEORÍA DE LA TRADUCCIÓN, UNA APROXIMACIÓN AL DISCURSO POR HATIM, BASIL E IAN MASON, específicamente en el cuarto capítulo llamado TRADUCCIÓN Y EL LENGUAJE COMO DISCURSO, intentaré en este ensayo dar una posible respuesta a esta situación en particular.

Los traductores como usuarios del lenguaje, deben tener muy claro el manejo de la teoría del registro propuesta por Halliday et al 1964; Gregory y Carroll, 1978, quienes proponen que para que haya una comunicación, el traductor debe conocer el campo, el tenor y la modalidad, variables que fortalecen una transacción comunicativa. Ahora bien, para asimilar estos conceptos de una manera más clara, partiendo de que la traducción cumple una función comunicativa, toda “BUENA “ traducción debe tener los aspectos mencionados anteriormente, aunque los traductores modernos prefieren utilizar el término  de “ADECUADA “para referirse a una traducción. Entonces, el traductor deberá de conocer el campo, el cual es el análisis de lo que ha tenido lugar; el tenor que son las personas que han participado, y finalmente la modalidad que hace referencia al medio que se ha escogido para transmitir el mensaje.

Generalmente, el traductor en una traducción no especializada hace un análisis del texto original para sacar su mensaje comunicativo y su estructura y debe reformular este mismo mensaje en el idioma meta con la estructura adecuada. Esto requiere que entienda perfectamente la lengua del texto original y que sepa redactar perfectamente en la lengua del texto meta; además que sepa manejar sus herramientas (diccionarios, gramáticas, bases de datos, corpus de textos, libros de referencia, etc) para aclarar dudas y expresarse adecuadamente en el otro idioma. Todo este proceso mencionado aquí está reflejado en la teoría de Halliday et al anteriormente citada, esperando que el cliente se sienta satisfecho con la traducción. ¿Pero qué sucede exactamente cuando el traductor se enfrenta a un texto de carácter jurídico? Este incluye problemas tales como localizar la terminología equivalente en el campo apropiado por un lado, y por el otro conocer culturalmente como funciona dicha terminología en la lengua meta o de llegada. Para ilustrar, nótese el siguiente  ejemplo: una clase de  delito  en un país puede ser o no  de la misma clase de delito en otro, como Widdowson (1979, 105) señala la equivalencia no es sólo lingüística y semántica, sino también pragmática. Además, él añade: “No podemos, desde luego y por definición, establecer la equivalencia pragmática a partir de oraciones aisladas, sino por la sola consideración del valor de las realizaciones en contexto. Dicho de otro modo, el contexto es clave para realizar una traducción adecuada. No obstante, el traductor en el campo jurídico debe tener presente que cierta terminología es única y no hay paso para la paráfrasis; un término es o no lo es, exceptuando la consideración mencionada antes. Veo oportuno en este segmento de mi análisis, hacer la diferencia entre los siguientes términos.
 Hay una diferencia entre traducción e interpretación. La traducción se refiere a textos escritos, mientras que la interpretación se orienta a discursos orales. En el área jurídica se necesitan los dos: los traductores jurídicos traducen todo tipo de documentos como constancias de nacimiento, documentos de identidad, constancias de matrimonio, títulos de propiedad, contratos de compraventa, sentencias penales, demandas civiles, memorias de interrogatorios, convenios internacionales, etc, y por el otro lado, traducen códigos legales, decretos entre otros. Los intérpretes judiciales trabajan sobre todo para las instituciones del organismo judicial: traducen de manera oral las preguntas y/o respuestas de los interrogatorios, lo que se habla en un juicio, llamadas telefónicas, etc.
Bajo el término traducción jurada se entiende cuando se hace traducción de documentos notariales, mientras que la traducción jurídica, se refiere en general a textos especializados sobre el área jurídica, sean textos legales, convenios, textos científicos sobre temas jurídicos. El traductor jurado es una persona autorizada por el organismo judicial para la traducción jurada.
El traductor jurídico no debe caer en la exégesis, entendiéndose ésta cuando el traductor adapta un término en la lengua de llegada escondiendo así la verdadera intención del autor, arriesgando lo que se pueda entender en la cultura meta. Así que la traducción jurídica debe ser más que todo una traducción en el sentido del modelo de Bastin, en la que la traducción jurídica por lo general no debe ser una adaptación ya que se trata únicamente de transmitir el sentido semántico del texto original sin lograr algún objetivo comunicativo en la cultura meta. Los textos jurídicos expresan todos  los conceptos de manera explícita para no dar a otras partes  la oportunidad de usarlos para intenciones contrarias, interpretándolos según convenga a cada quien. Por eso se trata de un tipo específico de textos, en el que se evitan los dobles sentidos y las metáforas creadas, y que no contienen intenciones escondidas. Aquí como se puede notar, la terminología jurídica juega un papel importante en la traducción jurídica.
Retomando la idea del traductor en el campo jurídico, es de vital importancia que el traductor esté concientizado y sensibilizado acerca de la problemática de la terminología jurídica, y que conozca la metodología y las herramientas entre los dos sistemas jurídicos.
Por ejemplo, la equivalencia de dos términos se establece a través de su definición. Es decir, que si la definición de un término en un idioma coincide con la del otro idioma, entonces esos términos se pueden usar como equivalentes, pero es el traductor quien hará esa consulta, porque  puede cometer errores al confundir el lenguaje común con el lenguaje especializado. Si en la traducción de una sentencia incurre en un error de este tipo, esto puede tener un impacto jurídico porque sería una falsificación del contenido.
Es interesante anotar además que uno de los rasgos más importantes de la traducción jurídica es que tiene que ser completa y auténtica. Al traductor no le corresponde ni omitir partes del texto original ni comentarlos, ni someterlos a su propio punto de vista, por lo tanto, no le compete juzgar. La autenticidad de la traducción requiere también que el formato y el diseño de página de la traducción correspondan al original, es decir que la misma información se debe encontrar en la misma parte de la página. Para ser completa la traducción, es necesario traducir toda la información del documento original, lo que incluye sellos, notas al pie, y hasta espacios vacíos (por ejemplo en un formulario), los cuales deben aparecer en la traducción y ser marcado igualmente como espacios vacíos.  Teniendo en cuenta lo anterior, en este tipo de traducción especializada se hará pues caso omiso a la supresión de léxico que aparezca en la traducción y el traductor no emitirá ningún juicio con respecto a ella. En cambio, una traducción no especializada se podrá entonces acudir a la omisión de cierta información, a la negociación de los términos y al toque particular de cada traductor que tiene que ver con su imaginación.
 Por otra parte, si bien es cierto que “ todas las fuerzas verbales, además de significar algo, tienen una fuerza comunicativa que es el elemento dinámico de la comunicación, el elemento que tira de la comunicación hacia adelante “ ( Austin 1962), el intérprete jurado, por el contrario, sólo se limitará a desarrollar la traducción traslaticia de un idioma a otro, tal como se hace en la traducción jurídica, sin agregar comentarios de índole personal, ya que desviará el verdadero sentido jurídico y se prestará para graves malentendidos.

Para concluir, el fallido intento de traducciones por parte de traductores tiene mucho que ver con la utilización del lenguaje. Se ha visto a lo largo de este análisis, que tanto como el proceso como el resultado de una traducción jurídica adecuada depende totalmente de su manejo; de saber diferenciar y utilizar la terminología adecuada; de evidenciar si la traducción tiene de verdad un propósito comunicativo o es solamente información explícita sin lugar a comentarios personales que vayan a tergiversar el contenido jurídico;
De buscar las herramientas que le faciliten su trabajo en la traducción.
 En cuanto a la interpretación, el traductor en el campo jurídico se limitará a la actividad traslaticia de un idioma a otro evitando también juicios personales que desvíen la verdadera intención jurídica con el objetivo de evitar malos entendidos.
 Es de mi interés fortalecer a los traductores con los aspectos discutidos en este ensayo para tener  un mejor manejo del lenguaje en el complejo campo  de la traducción jurídica.

REFERENCIAS
Bastin, Georges L. ( 1997), “Macro-Levels of Analysis in Interlinguistic Activity”
Bastin, Georges L. ( en prensa), Traducir o Adaptar? Caracas
Larson Mildred L. (1989), La Traducción Basada en el Significado. Un manual para el descubrimiento de equivalencias entre lenguas, Buenos Aires: Editorial universitaria de Buenos Aires.

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE TRADUCCIÓN (APUNTES DE MI MAESTRÍA)



¿Cuántas veces no se nos ha cruzado por nuestra mente o por un instante qué entendemos por el conocimiento? Y al mismo tiempo ¿qué  es realmente traducir? O qué relación hay entre el conocimiento y la traducción?  Personalmente estos interrogantes los he tenido muchas veces a lo largo de mi quehacer como docente de lengua extranjera y también en mi ejercicio constante en la traducción. Realmente son temas que quizás no tengan una respuesta única y exacta. La clase enfocada en epistemología, particularmente de hoy, me ha dado pues una luz, diría yo más bien más claridad de lo que significan estos conceptos mencionados anteriormente. Es pues interesante remontarnos a la etimología de la epistemología, que es la ciencia que estudia el conocimiento, la cual proviene del griego episteme que quiere decir el saber, es el conocimiento que se fundamenta en la teoría; dicho de forma más sencilla es el saber teórico, es el conocimiento sin experiencia; mejor aún y es éste por el concepto que más me inclino: el episteme es un saber que puede producir conocimiento. Seguidamente esta la raíz logos que, que son los decires que transcienden la episteme y la gnosis, que consiste en la experiencia; los logos pueden articularse dentro de los decires de la subjetividad del ser humano. Teniendo en cuenta estas declaraciones, quiero aclarar que el uso que le ha dado al término CONCEPTO puede sonar ambiguo  para algunos lingüistas o epistemólogos, ya que según Vigotsky es el proceso más elaborado que se hace en la mente. Entonces la relación que yo veo entre conocimiento y traducción es que primero que todo la traducción sí es una ciencia porque produce conocimiento. Apoyada en el planteamiento de Aristóteles que enuncia que todo hombre tiene por naturaleza apetecer, tener inclinaciones por lo desconocido, Y es aquí que precisamente, cuando se conoce algo, se produce conocimiento y es allá donde la traducción como ciencia debe apuntar. Es necesario destacar que la traducción debe centrarse en el acomodamiento de lo ausente. Por eso es que se hace tan enriquecedora la práctica de la traducción, el buscar ese elemento que es constante y a la vez ausente. Pienso que el traductor siempre para él o ella será un desafío el abordar cualquier tipo de traducción en todos los campos, pero que lo que es más gratificante es el aumento en el conocimiento. No se puede dejar de lado pues la naturaleza de  la traducción, ya que es el traductor quien debe jugársela toda para acomodar en ese otro idioma eso que está en el texto original atendiendo al impacto que se va a originar en la lengua meta. Gademer afirma pues que el traductor no puede cegarse en la adecuación del término en una traducción, de ahí que yo también comparta la idea de que la intraducibilidad no se aplica en la traducción, pues son las intencionalidades las que se traducen; las palabras transportan intenciones. Como menciona Temmermann, las palabras tienen el poder de trasladar la comprensión de un usuario a otro (2000).
Ahora bien refiriéndome a cómo se constituye la objetividad en la traducción, haré entonces énfasis en la familiarización que el traductor debe de hacer para constituir términos que sean comunes a una comunidad en particular. Es aquí que recordando algunos apuntes sobre exposiciones pasadas en esta maestría, se abordó el tema de las regulaciones de la ISO las cuales adoptan términos a nivel internacional para llamar de X forma a un término para que se entienda y no llegue a ocasionar problemas de comprensión, ya que la lengua está viva, está en continuo movimiento y por lo tanto el traductor se debe poner al tanto con la nueva terminología requerida por los estándares internacionales.
Con esta presentación he querido pues hacer una reflexión acerca de esta ciencia que es tan apasionante como es la traducción, explicando en parte algunos de los conceptos escuchados en la sesión de hoy, la cual pienso fue muy ilustrativa, enriquecedora y muy orientada hacia una verdadera investigación en traducción. Creo que producir ese nuevo conocimiento en el campo de la traducción cambiará de hecho la idea que se tiene de la traducción como un oficio más del docente o de aquel que haya estudiado una lengua extranjera,  o de verla como una disciplina. Es hora pues de empezar a darle el puesto que ella se merece el de una ciencia que genera conocimiento que indudablemente aportará en futuras investigaciones.

miércoles, 29 de agosto de 2012

LA IMPORTANCIA DE LA TRADUCCIÓN

¿Por qué es importante la teoría de la Traducción?
La teoría de la traducción es importante por varias razones:
1. Fortalece el ejercicio traslaticio
2. Economiza tiempo en la toma de decisiones
3. Fortalece los procesos de traducción
4. Crea conciencia en el traductor para desarrollar un trabajo adecuado
5. Fortalece la competencia en ambas lenguas
6. Facilita la comprensión no solo en el texto original sino  también en el texto meta
7. Asegura la calidad de la traducción
8. Consolida la relación entre inciador y traductor
9. Afianza los conocimientos actualizados en traductología
10. Agiliza la traducción
Lo citado anteriormente es basado en mis estudios en traducción y en mi  experiencia como traductora.

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